LA GEOMORFOLOGÍA
Y LOS SISTEMAS AMBIENTALES
Y LOS SISTEMAS AMBIENTALES
Pese a lo explicado en el punto previo, a la hora de profundizar en la compresión de los ambientes naturales y de las geoformas que los componen, ya no bastará con su conocimiento empírico. Más aún, en el caso de esta disciplina geológica que hoy nos ocupa, cuando debamos trabajar profesionalmente en alguno de los aspectos vinculados a la dinámica morfogenética(11), Será una obligación que los actuantes usemos terminologías claras y unívocas, que conduzcan a que cada uno interprete cabalmente lo que desea expresar el otro.
Llegados a la etapa de profundizar en las causas de las oscilaciones ambientales y de la concomitante evolución de las formas de la Tierra, veremos que las mismas no son simples. Por el contrario, son la resultante de un conjunto de procesos de muy variada índole. Procesos que ocurren algunos simultánea y otros sucesivamente, en un complejo sistema de interacciones para cuyo reconocimiento deberán aportar sus conocimientos investigadores de las disciplinas más diversas. Investigadores tales como Biólogos, Climatólogos, Geólogos, Químicos, Físicos, etc. Especializados a su vez en distintas ramas como la Botánica, la Zoología, la Ecología tradicional, la Geomorfología, la Hidrogeología y la Estratigrafía, por nombrar solo algunas.
Y es imprescindible que para lograr la compresión entre todos, deba existir un lenguaje claro y unívoco. En ese sentido, comenzaremos por aclarar el sentido de los términos que en adelante emplearemos con asiduidad. Previamente habíamos mencionado el término paisaje por el significado que posteriormente le daríamos y también remarcamos ahora la palabra sistema, porque en su significado radica la clave de todos los intentos por comprender la dinámica de cualquier ambiente natural y de las geoformas resultantes.
En el diccionario de la Real Academia Española, las primeras dos acepciones para la palabra sistema, expresan:
1. “Conjunto de reglas o principios sobre una materia, enlazados entre sí.”
2. “Conjunto de cosas que ordenadamente relacionadas entre sí contribuyen a determinado objeto.”
Notemos que en ambas acepciones se enfatiza en la condición de interacción o enlace del conjunto de cosas que conforman un todo cualquiera. Y esa es la cualidad básica e íntima de los ambientes naturales: ellos son la suma del conjunto de elementos que los componen, más los procesos de relaciones mutuas (interacciones) que existen entre esos elementos y los procesos intrínsecos a cada uno.
Lago Belgrano (Arg.) |
En sus considerandos, Tansley aclaraba que: "...las tramas de la vida ajustadas a determinados complejos ambientales son verdaderas unidades, a veces muy integradas, que constituyen los núcleos vivientes de sistemas, en el sentido que dan los físicos a esta palabra. Pero no creo que deban describirse como ‘organismos’... Prefiero concebirlos juntamente con el conjunto de factores físicos implicados, simplemente como unos ‘sistemas’... Dentro de cada sistema hay intercambios de muchas clases, no solo entre los organismos, sino también entre el mundo orgánico y el inorgánico. Estos ecosistemas, como preferimos llamarlos, pueden ser de muchas clases y tamaños, formando una de las categorías de los muchos tipos de sistemas físicos del Universo, que van desde el Universo como un todo hasta el átomo.” (traducción tomada de González Bernáldez, 1.981).
El término ecosistema de Tansley fue empleado fundamentalmente por los ecólogos, quienes hasta hoy sino todos, en su gran mayoría provienen de las ciencias biológicas. Probablemente por tal razón y desatendiendo a esa definición original, la aplicación del término fue dejando de lado los componentes abióticos (o sea, aquéllos elementos no biológicos) de los ecosistemas. De ese modo la ecología fue tomando un marcado y creciente sesgo hacia sus aspectos biológicos.
Ese desenfoque paulatino a partir de la definición original fue tan notorio que en un intento por ordenar las cosas, Margalef (1.974) definió a la ecología como la biología de los ecosistemas. De ese modo y dada la indiscutible autoridad de este mundialmente famoso ecólogo catalán, quedó implícitamente claro que los ecosistemas involucraban algo más que los aspectos biológicos considerados por los ecólogos tradicionales.
Aunque la extensión conceptual de los ecosistemas más allá de los aspectos biológicos, ya estaba implícita en la mucho más simple y lógica definición dada poco tiempo antes por Odum (1.971), al decir que “El ecosistema, en lo esencial, es una formulación científica de lo que antes se llamaba naturaleza.” Tal concepto expresado por un ecólogo del prestigio de Odum, tiene mucho peso.
De hecho, bajo el concepto naturaleza se pueden involucrar todos los sistemas ambientales del planeta y las geoformas del mismo, como bien lo expresó Schneider (1.991) en un párrafo que vale transcribir textualmente: “Entenderemos, pues, con Goethe y Humboldt por ‘Naturaleza’ el conjunto de los fenómenos y objetos animados e inanimados que se presentan al espectador en todo el universo más allá de la esfera de lo estrictamente humano, cultural, e incluso dentro de ella aquellos aspectos que el hombre comparte, como ser vivo, con animales y plantas.”
Ida (asteroide) y Dactyl (su luna) |
La definición de Odum, además, nos da pie como para intentar la búsqueda y aplicación de otro término que tenga un significado geográfico más preciso que el término naturaleza. El término geosistema(12), si bien en principio podría ser considerado como sinónimo de ecosistema, con su prefijo “geo” denota claramente el concepto de que los sistemas ambientales también involucran componentes no biológicos. De todos modos su empleo no es de uso extendido en el ámbito científico argentino y menos lo es en el ámbito no científico.
Por ello preferimos el uso del término paisaje(13), de empleo relativamente frecuente en la población no académica y cuya utilización como sinónimo de sistema ambiental básico, tiene un uso creciente por parte de las escuelas de investigación ambiental de muchos países. Con el mismo en adelante haremos referencia a los sistemas ambientales básicos que intentaremos analizar y a las geoformas involucradas en los mismos.
Por último, es importante transcribir la definición que dio Riabchikov (1.976) para el término paisaje: “Los complejos territoriales genéticamente homogéneos, que se caracterizan por una composición del mismo tipo y por la correlación entre los principales componentes de la esfera geográfica (el calor, la humedad, el aire, la estructura morfológica, los suelos y la biocenosis), se denominan paisajes.” Además, el mismo investigador seguidamente aclaró que los conceptos de ecosistema y geosistema “...coinciden bastante con nuestro concepto de paisaje.” (Riabchikov(14), 1.976; p.16). Continúa >>>
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(11) Los procesos que originan las geoformas que integran los paisajes.
(12) El concepto de geosistema presentado por Sochava (1.963; en González Bernáldez, 1.981), fue considerado como “...un sistema de relaciones geográficas...”
(13) Es importante aclarar que el término paisaje ya fue empleado en la literatura geológica argentina como equivalente de territorio (ver: Frenguelli, 1.950, p. 10 y 11).
(14) El Dr. Alexandr Maxímovich Riabchikov, fue titular de la Cátedra de Geografía Física de la Universidad Lomonosov (Moscú) y lamentablemente falleció en Septiembre de 1.996. Sirva este recuerdo como modesto homenaje a su importante obra, traducida inclusive al español. Dejó en marcha una escuela geográfica muy interesante, en la cual se da particular importancia al estudio de lo que definió como Agropaisajes (Riabchikov y Tarasov, 1.987); éstos serían algo similar a los Paisajes Culturales de Schüter, o los Paisajes Humanizados que menciona Quarleri (1.993). Esto está bien desarrollado en el Volumen I: Agrolandscapes of the World, de su obra Agricultural Production and the Environment, auspiciada por el Programa de Las Naciones Unidas Para el Medio Ambiente (PNUMA) (Riabchikov, 1.987.)
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