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viernes, 29 de octubre de 2010

--- CAPÍTULO 4 (h)

CAPÍTULO 4 (h)
Velocidad de Meteorización
De acuerdo a lo ya visto, podemos apreciar que la velocidad de la meteorización dependerá de los tipos de roca y de los climas a los cuales esten expuestas. La velocidad es mayor en climas templados y húmedos y en rocas carbonáticas. Al respecto, en latitudes medias europeas y aprovechando construcciones cuya edad se conoce perfectamente, se han medido velocidades de meteorización de unos 8 milímetros por siglo. A propósito y como dato ilustrativo interesante, en Edimburgo se encuentra la tumba de Joseph Black, descubridor del anhídrido carbónico. La inscripción de su lápida se borró totalmente en menos de ochenta años como consecuencia de la acción del gas descubierto por él, porque el CO2 disuelto en el agua de lluvia, forma ácido carbónico.
Como contrapartida, la meteorización es más lenta en climas cálidos y secos. Por ejemplo en los templos egipcios próximos a Assuan, sobre rocas graníticas pulimentadas y expuestas al sol durante unos cuatro mil años, existen inscripciones de aquella época y en perfecto estado. Del estudio de la meteorización en estas inscripciones y en otros templos (i.e.: templos de Luxor) y estatuas egipcias de antigüedad bien conocida, el geólogo D. C. Barton estimó una pérdida media de roca por meteorización, del orden de 1 a 2 mm. cada mil años.
Otro dato ilustrativo surge del estudio de dos obeliscos egipcios conocidos como las agujas de Cleopatra, construidas en Egipto hace aproximadamente 3.500 años y sin ser atacadas apreciablemente por intemperismo desde su construcción. A fines del siglo 19, una de ellas fue llevada a Londres y otra a Nueva York. La primera se meteorizó bastante, aunque no irremisiblemente. La segunda, expuesta a heladas frecuentes, a gran humedad y a aire rico en CO2 y otros ácidos provenientes de los escapes de automóviles (mayormente ácido sulfúrico), hacia 1.950 prácticamente perdió todas las inscripciones de su superficie: en 70 años en Nueva York, se deterioró mucho más que en tres mil quinientos años en su lugar de origen.

Suelos y Perfil Edáfico

Los especialistas en el desarrollo de los suelos (llamados edafólogos), han estudiado las distintas etapas del desarrollo de un suelo, desde el comienzo de alteración de una roca hasta que sobre la misma existe un suelo rico en humus. El perfil completo de un suelo es llamado perfil edáfico. Si el suelo se ha desarrollado bien, en clima adecuado y durante el tiempo necesario, en su perfil se podrán distinguir tres zonas básicas denominadas horizontes.
El horizonte más superficial, denominado Horizonte A, es generalmente de color oscuro por acumulación de materia orgánica (humus). Un horizonte intermedio, denominado Horizonte B, aparece a 20 o 30 cm. por debajo del anterior. En éste hay un enriquecimiento de minerales arcillosos lixiviados a partir del Horizonte A, donde se han formado (arcillas de neoformación) a partir de la alteración de otros minerales, particularmente feldespatos. A profundidad variable bajo el horizonte B, aparece la roca original, denominada Horizonte C, material parental, o roca parental, a partir del cual se desarrolló el perfil edáfico.
A esos suelos que se encuentran sobre la misma roca original, se los llama suelos residuales. También existen suelos que se han formado sobre materiales 'de acarreo' (sobre sedimentos transportados desde otros lugares y aún sin consolidarse, o sin diagenizarse); a éstos suele llamárselos suelos sobre acarreos, o sobre materiales de acarreo. En ellos el horizonte C está constituido por el material del depósito original, pudiendo ser fluvial, eólico, glacial, coluvial, o de remoción en masa.
Continua...

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