LAS FIGURAS DE ESTA PÁGINA, SE PRESENTAN A PRUEBA. SE AGRADECERÁN COMENTARIOS SOBRE LA FACILIDAD DE ACCESO A ELLAS

viernes, 29 de octubre de 2010

--- CAPÍTULO 4 (g)

CAPÍTULO 4 (g)
Meteorización de Granodioritas

En las rocas graníticas, los procesos de meteorización son muy diferentes a los ocurridos en rocas carbonáticas, y más complejos que aquéllos. De sus minerales constituyentes, solo el cuarzo persiste con alteración escasa o nula, salvo algún manchado o alguna leve destrucción mecánica. El feldespato potásico es atacado por el ácido carbónico disuelto en agua, generando carbonato potásico (K2CO3) muy soluble, sílice hidratada soluble (2SiO2) y minerales arcillosos [Al2(OH)2Si4O10.nH2O].
Los feldespatos calcosódicos (éstos son los de la familia de las plagioclasas) atacados por ácido carbónico disuelto en agua, forman bicarbonatos cálcicos a sódicos (en proporciones variables al tipo de plagioclasa) y arcillas [Al2(OH)2Si4O10.nH2O].
Los minerales ferromagnesianos como Biotita y Anfíbol, son atacados por el Oxígeno (oxidación) y el ácido carbónico disuelto en agua, formando diferentes proporciones de bicarbonato potásico y magnésico soluble, Limonita (Fe2O3.H2O), sílice soluble, agua (5H2O) y arcillas [Al2(OH)2Si4O10.nH2O].
Puede verse que tanto el producto de la meteorización de las calizas como el de las rocas graníticas, o dicho de otro modo, los suelos formados en ambo casos, son ricos en arcillas. Pero en el primer caso las arcillas persisten como producto de la concentración de los minerales insolubles preexistentes dentro de las calizas, ante la disolución de estas últimas. Mientras que en el segundo caso, las aecillas aparecen como nuevos minerales, en un proceso denominado neoformación de arcillas.  Este proceso es muy importante desde el punto de vista de la evolución de la superficie terrestre.

Factores Climáticos de la Meteorización

En climas templados y húmedos,
como vimos previamente, tanto la meteorización química de las calizas como la de las rocas graníticas, da lugar a la concentración de uno o más minerales arcillosos. Ya sea por concentración de los insolubles presentes en las calizas, o por neoformación (formación de nuevos minerales).
Los horizontes A (orgánicos) de los suelos formados en ambos tipos de rocas, son muy similares y las mayores diferencias en el perfil general de ambos suelos (ver más adelante, item Suelos y Perfil Edáfico), radica en las distintas proporciones de fragmentos de los minerales y de las rocas originales que aparecen en los horizontes B y C en cada caso.
Puede tomarse como regla, que en este tipo de climas la meteorización de las rocas se acelera en proporción directa a su contenido de minerales de hierro y en proporción inversa a su contenido de Sílice. Así es que las rocas más rápidamente meteorizables serán las sedimentarias de origen químico (calizas) y las rocas ígneas básicas. Mientras que las rocas ígneas graníticas y las rocas sedimentarias clásticas originadas en la desintegración de rocas ígneas graníticas, se meteorizarán más lentamente. Puede comprenderse entonces que las cuarcitas, como rocas sedimentarias mayoritariamente compuestas por fragmentos de cuarzo, serán casi inatacables por meteorización química, bajo estas condiciones climáticas.
En climas tropicales húmedos con vegetación selvática, ocurren procesos de meteorización química cualitativamente similares a los ocurridos en la tundra, aunque cuantitativamente mucho más intensos, alcanzando el profundidades de algunos cientos de metros dentro de la litosfera.
En climas del tipo sabana, esto es, tropicales pero con una estación seca marcada, aparecen suelos compactos, rojizos, los que por tal razón son denominados lateritas (del latín: later = ladrillo), a veces tan duros como verdaderos ladrillos (al punto de ser empleados como material de construcción local). Estas lateritas son particularmente importantes, porque en ellas los procesos de meteorización suelen concentrar Hierro y Aluminio, a veces en cantidades aprovechables.
La composición química de las lateritas es muy variable, aunque básicamente constan de hidróxido de Aluminio y óxidos e hidróxidos de Hierro, con algo de Sílice residual. Un caso especial es la Bauxita,  en la cual predomina casi exclusivamente en hidróxido de Aluminio casi puro (Al2O3.nH2O).
En estos suelos, el agua de lluvia ha lavado prácticamente todo el Silicio de los silicatos existentes en las rocas originales, conjuntamente con el Sodio y el Potasio, muy solubles, y el Magnesio y el Calcio, solubles en medio ácido. No es fácil de explicar el proceso químico completo, ya que los silicatos son solubles en medios alcalinos, mientras que el Calcio y el Magnesio, como dijimos, lo son en medio ácido. Se ha sugerido que la explicación podría estar ligada a las dos estaciones, una húmeda y otra seca,  bien definidas de estos climas. Durante la estación seca se oxidarían completamente los ácidos orgánicos formando CO2 que pasaría casi totalmente a la atmósfera.
Solo quedaría una proporción ínfima, la que al disolverse con las primeras lluvias de la estación húmeda formaría soluciones alcalinas transitorias, las que arrastrarían a la Sílice. Con el avance de la estación húmeda, la intensa formación de nuevos suelos orgánicos nuevamente proveería de ácido carbónico a los procesos de meteorización, los cuales disolverían el Magnesio y el Calcio, los cuales serían lixiviados completando el proceso. Esta lixiviación suele ser tan completa, que en muchos suelos lateríticos faltan elementos vitales para el desarrollo de la vegetación.
En climas secos y fríos, el principal proceso de meteorización es la desintegración mecánica. Tal es el caso de los desiertos, donde la poca materia orgánica de los suelos y la escasa actividad bacteriana en los mismos, minimiza el contenido de CO2 en el agua de infiltración (por otra parte también generalmente escasa); ésto a su vez minimiza la ocurrencia de procesos químicos de meteorización.
En climas muy fríos tales como en las zonas subpolares y polares y a grandes alturas en latitudes menores y al igual que en los desiertos de latitudes menores, predominan los procesos de desintegración mecánica. En climas adyacentes a las zonas subpolares, tales como los de la tundra, la existencia de vegetación favorece la concentración de CO2 disuelto en el agua, e incentiva procesos de meteorización química. Allí los ácidos del suelo favorecen el lavado del Calcio, Hierro y Magnesio, los cuales se van en solución  junto con el agua circulante, y ello favorece a su vez la concentración de Sílice.
En climas áridos y semiáridos, los procesos de meteorización son tales, que originan suelos ricos en Carbonato de Calcio y en minerales arcillosos con mucha sílice. En el horizonte B precipitan costras y nódulos de CaCO3, a veces en tal cantidad, que llegan a cementar dicho horizonte formando una roca llamada "caliche"; roca que en Argentina denominamos "tosca." Tal depositación de carbonatos ocurre porque en esas regiones, el agua del suelo se evapora durante todo, o casi todo el año, precipitando en los poros del suelo los carbonatos previamente disueltos.
Por el contrario de lo que ocurre en climas templados y húmedos, en estos climas las calizas son prácticamente inalterables y forman las rocas más prominentes del paisaje. Por su parte en las regiones áridas o semiáridas en las cuales por circunstancias topográficas favorables, el agua subterránea se encuentra próxima a la superficie del terreno (tal es el caso de orillas de lagos salinos y pantanos sin drenaje), el continuo ascenso y evaporación del agua subterránea, enriquece en distintas sales a la costra de suelo superficial, formando los suelos llamados alcalinos. Estos suelos tienen propiedades negativas tales como poca permeabilidad y toxicidad elevada para la mayoría de los vegetales y salvo que puedan ser recuperados por diferentes trabajos, desde el punto de vista agronómico no sirven para nada.
Continua...

No hay comentarios:

Publicar un comentario