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lunes, 13 de diciembre de 2010

--- CAPÍTULO 8 (f)

Cuello volcánico (Patagonia)
CAPÍTULO 8 (f)
VULCANISMO Y VOLCANES
 [CAPÍTULO 8 - Segunda parte]
Dedicado a: Haroun Tazieff
 
“…este Cosmos, el mismo para todos, no fue creado por ninguno de los dioses ni por los hombres sino que ha sido siempre, es y será eterno fuego que se enciende según medida y se apaga según medida.” (Heráclito de Éfeso)

Índice del Capítulo 8, Segunda Parte

- Introducción
- Qué es un Volcán
- Localización de los volcanes sobre el planeta
- Diferenciación de zonas volcánicas
- Tipos de volcanes
- - Volcanes en escudo, o Tipo Hawaiiano
- - Otras erupciones básicas: Mesetas basálticas
- - Volcanes compuestos, o tipo Etna y Vesuvio
- - Volcanes explosivos
- - - Estrómboli
- - -Vulcano
- - -Tamboro y Krakatoa
- - - Monte Pelée
- - Otras erupciones ácidas
- - - Ignimbritas, o “riadas de ceniza”
- - - Agujas y cúpulas
- - Otras geoformas volcánicas
- - - Riadas de barro (lahar, o lahares)
- Otras manifestaciones volcánicas
- - Solfataras; fumarolas; aguas termales


INTRODUCCIÓN

Cuando en el Capítulo 3 describimos el balance de energía que moviliza los procesos ocurridos en el Sistema Exógeno Terrestre (SET), mencionamos que la mayor parte de la misma proviene del Sol (energía radiante solar, o ERS). También recordamos que el resto de la energía que promueve los procesos exógenos es energía interna terrestre (EIT).
En primer lugar entre la EIT, está el calor liberado por el rozamiento entre sí, de las partículas litosféricas debido a la atracción gravitatoria del planeta. Este rozamiento ocurre porque la fuerza gravitatoria atrae a todas esas partículas hacia el centro de gravedad del planeta. La magnitud del calor así producido se estima en 36 x 10 a la 17 Kilocalorías/año (1).
El segundo lugar lo ocupa el calor liberado por el proceso de desintegración atómica de elementos radioactivos, con 43 x 10 a la 16 Kcal./año. En tercer lugar está el calor que se desprende de las partículas terrestres, ante la continua atracción gravitatoria que ejerce sobre ellas la Luna y el Sol (mareas luni-solares semidiarias.) Este calor se estima en 28 x 10 a la 16 Kcal./año.
Así y según Riabchikov (1.976), el total de la EIT asciende a 43,1 x 10 a la 17 Kcal./año. Dijimos también que esta cantidad es unas 300 veces menor que la ERS llegada anualmente al SET y 200 veces menor que la cantidad de ERS aprovechada en los procesos del mismo. De toda esa EIT, solo 1/23% se libera al SET por distintos medios. Esto significa unas 5.000 veces menos que la ERS recibida por éste. El resto de la misma es la que mantiene elevada la temperatura del núcleo y del manto terrestres. Y es suficiente como para activar los procesos endógenos que impulsan la movilidad de los mismos y de las placas corticales.
No consideramos en esa cantidad de calor, la energía que liberan los minerales oxidados que se formaron en la superficie de la Tierra durante ciclos  geológicos pasados,  como también vimos en el capítulo 3.  Porque la misma no es otra cosa que energía solar transformada y acumulada en los enlaces químicos de los elementos que constituyen esos minerales. De todos modos, esos minerales oxidados se reintegran a los procesos endógenos al ser subductados al interior del planeta a lo largo de alguna zona de subducción. Y ya en el manto terrestre, la alta temperatura del mismo los funde, liberando la energía de sus enlaces químicos, la cual aporta más calor aún a los procesos endógenos.
Como producto de toda esa cantidad de calor, las rocas del manto terrestre se encuentran a elevada temperatura, en estado viscoso. En algunos lugares focalizados del manto, ese material alcanza el estado de fusión y por ello tiene menor viscosidad, constituyendo una masa denominada magma(2). De acuerdo a experiencias de laboratorio, el material del manto lograría la fusión total en presencia de agua. Porque a las enormes presiones que existen en el manto, la presencia de agua hace descender el punto de fusión de las rocas. Por otra parte la misma presencia de agua fluidificaría más el magma y le permitiría más movilidad.
Los lugares de la corteza terrestre donde se dan las mejores condiciones como para que el manto incorpore agua, es a lo largo de las zonas de subducción de placas (figura 8-31). Por un lado allí son subductados sedimentos con sus poros saturados en agua y por otro lado también son subductados muchos minerales, como las arcillas, que poseen una importante cantidad de agua en su composición química. Cuando esos materiales alcanzan las temperaturas del manto, liberan el agua, la que facilita el proceso de fusión total de las rocas. Esta idea es coherente con el hecho de que las principales manifestaciones magmáticas ocurren a lo largo de las zonas de choques de placas corticales.
Cuando el magma asciende debido a que su densidad es menor que la de las rocas del entorno, penetra en algunos lugares de la corteza terrestre donde normalmente pierde temperatura y cristaliza, formando rocas que se conocen con el nombre de rocas ígneas. En los casos en que tal enfriamiento ocurra en el interior de la corteza terrestre, a las rocas así formadas, se las denomina rocas ígneas plutónicas(3.) En los casos en que tal enfriamiento ocurra en la superficie del planeta, a las rocas así formadas, se las denomina rocas ígneas volcánicas.
La formación de rocas ígneas plutónicas en si misma, escapa al ámbito de la Geomorfología. Salvo cuando al emplazarse esas rocas, indirectamente puedan producir un combamiento o ascenso de la superficie terrestre. Estas rocas solamente podrán aparecer sobre la superficie del planeta constituyendo geoformas características, cuando por un proceso endógeno posterior sean elevadas y queden a merced de los procesos erosivos que las puedan poner al descubierto.
Por el contrario, la formación de rocas ígneas volcánicas por si misma, constituye geoformas características: los volcanes(4), cuya evolución puede derivar a su vez en otras geoformas también características. Por tal razón le dedicaremos la segunda parte de este capítulo a los volcanes y al vulcanismo(5).


QUÉ ES UN VOLCÁN

Los volcanes (figura 8-32) son acumulaciones de rocas que aparecen en la superficie de la corteza terrestre, muchas veces alcanzando dimensiones de verdaderas montañas. Los mismos se forman por la consolidación en la superficie, de magma proveniente del interior del planeta, el cual hace efusión a temperaturas oscilantes entre 900º y 1.200º centígrados.
El magma que constituye un volcán, puede salir a lo largo de fracturas o “fisuras” existentes en la corteza terrestre, constituyendo lo que se denomina vulcanismo de tipo fisural. O vulcanismo areal, en el caso de que el magma salga por numerosas fisuras relativamente próximas entre sí. También el magma puede hacer erupción por puntos localizados en la misma, denominados conductos o chimeneas. En este caso el vulcanismo se denomina de tipo central. Ese es el caso, por ejemplo, del volcán Santa Helena, mostrado en la fotografía anterior y en las fotografías 8-33 y 8-34.
El magma puede salir en forma tranquila, como lava de baja viscosidad, aunque también puede salir en forma más o menos violenta y en fragmentos consolidados de diferentes tamaños, desde cenizas muy finas, casi impalpables, hasta bloques relativamente grandes, constituyendo el llamado material piroclástico. Asimismo y cualquiera sea el tipo de materiales que arroje un volcán, es muy frecuente que el mismo también arroje una enorme cantidad de vapor de agua; pues como vimos previamente, el agua es un componente importante de los magmas.
Generalmente las erupciones violentas son de magmas ácidos y mesosilícicos, aunque también pueden ocurrir erupciones violentas de magma básico. Esto ocurre principalmente cuando el magma básico hace erupción a temperaturas relativamente bajas. Tal es el caso del volcán Estrómboli, cuyas lavas salen a temperaturas oscilantes entre 1.000º  y 1.100º centígrados. En cambio el vulcanismo del volcán Mauna Loa en Hawai (ver más adelante) es muy tranquilo, pero la temperatura de sus lavas es del orden de los 1.200º centígrados.
Continua...
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 (1) treinta y seis, seguido de diez y siete ceros!
(2) Palabra derivada del griego, magma, que significa masa pastosa.
(3) Palabra derivada del  Latín, Pluton, Dios del mundo subterráneo.
(4) Palabra derivada del latín: Vulkanus, que significa Dios del fuego.
(5) Nombre dado por extensión, a todo el proceso a partir del cual se forman los volcanes.

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