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sábado, 2 de octubre de 2010

--- CAPÍTULO 3 (c)

CAPÍTULO 3 (c) 

La Litosfera Como Acumulador de Energía

La Litosfera sólo puede ser considerada como fluido de trabajo en casos muy puntuales de movimientos litosféricos rápidos tales como deslizamientos, torrentes de barro y procesos similares. Considerando globalmente la magnitud del Sistema Exógeno terrestre (SET) previamente definido, estos procesos ocurren en escalas muy reducidas y sólo tienen importancia local o regional, en áreas de suficiente potencial gravitatorio (áreas con pendiantes suficientes). En estos casos el motor de los procesos es la energía gravitatoria, siendo despreciable la energía calórica característica que impulsa a vientos y corrientes oceánicas.
Los movimientos litosféricos que involucran grandes volúmenes de materia y gran cantidad de energía calórica, ocurren con marcada lentitud. Por ello no son considerados como efectivos fluidos de trabajo, para la velocidad con la que ocurren los procesos del SET; tal es el caso de las corrientes convectivas del manto, las que originan el movimiento de las placas tectónicas. Pero la Litosfera puede ser considerada como muy importante acumulador y transformador de energía.
Los procesos de oxidación pudieron ocurrir en gran escala en el SET, recién a partir de que el surgimiento de la Biosfera produjera oxígeno libre (figuras 91 y 92). La liberación de oxígeno a partir del CO2 atmosférico original, ocurrió en gran escala cuando tuvo lugar el proceso fotosintético movilizado por la Energía Radiante Solar (ERS). Ese oxígeno, siempre impulsado por alguno de los estados de transformación de la ERS dentro del SET, pronto se combinó con otros elementos en alguno de los procesos exógenos (meteorización de rocas, respiración de plantas y animales, etc.) Así, en los procesos litosféricos del SET comenzaron a formarse minerales oxidados de Silicio, Hierro, Manganeso y en suma, de todos aquéllos elementos susceptibles de combinarse con el Oxígeno (o sea, susceptibles de oxidarse). Además, el surgimiento de la Biosfera dio lugar a la formación de minerales relacionados al ciclo biogeoquímico del Carbono (rocas carbonáticas),  del Fósforo (fosforitas) y del Azufre (depósitos de Azufre originados por bacterias reductoras).
La formación de todos esos minerales ocurrió y ocurre como un proceso más del SET. Y en sus enlaces químicos tienen acumulada la energía que al formarse tomaron del SET, en algún momento de la evolución de éste a lo largo de los Megaciclos Geológicos. De modo inverso, esa energía es devuelta al SET también a lo largo de los Megaciclos Geológicos. ¿Cuándo y cómo es devuelta esa energía a los procesos ambientales? Cuando esos minerales quedan expuestos al intemperismo y son meteorizados, retroalimentando la evolución de la Litosfera. En este sentido, es muy probable que hasta las rocas graníticas estén ligadas a los procesos ambientales que movilizaron la evolución de la Litosfera, como lo postuló Vernadski (1.967) y como desarrollaremos en el punto siguiente.

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