LAS FIGURAS DE ESTA PÁGINA, SE PRESENTAN A PRUEBA. SE AGRADECERÁN COMENTARIOS SOBRE LA FACILIDAD DE ACCESO A ELLAS

viernes, 14 de enero de 2011

--- CAPÍTULO 8 (j)

Lava basáltica. Islandia
CAPÍTULO 8 (j)
Otras erupciones básicas:
Mesetas basalticas
 
En algunas de las regiones más extensas del planeta cubiertas por basaltos, los volcanes de tipo central no existen, o aparecen esporádicamente. En estas regiones suelen aparecer mantos de basaltos que se extienden por decenas y aún por centenares de Km. y a veces con centenares de metros de espesor, habiendo surgido a lo largo de importantes redes de fisuras de la corteza terrestre y conformando un vulcanismo de tipo fisural, o areal.
Son clásicas las mesetas de basalto de la cuenca del Paraná; las de la Patagonia Argentina; las del noroeste U.S.A. (Washington; Oregón); las del Oeste de la India y algunas otras menores, como las de Islandia (figura 8-53). Tanto las patagónicas como las de U.S.A. son predominantemente del Terciario y están vinculadas a los procesos efusivos relacionados con la deriva de la placa Sudamericana y su choque con la placa del Pacífico.

Volcanes compuestos,
 o tipo Etna y Vesuvio 

Estos volcanes generalmente tienen forma cónica, al igual que los anteriores; aunque en este caso las laderas son notablemente más empinadas, debido a que en su formación han tenido participación importante los materiales piroclásticos, en efusiones alternadas con lavas tranquilas. Ese tipo de materiales se estratifican a medida que se superponen las diferentes erupciones. Tal es el caso de los clásicos volcanes Etna (en Sicilia) y Vesubio (en Nápoles). Este último sepultó las ciudades Pompeya, Herculano y Stabium, durante el año 79 de la era cristiana. Esta erupción fue seguida atentamente por Plinio “El Jóven”, quien la describió en detalle.
También son volcanes compuestos, entre muchísimos otros, el Fuji de Japón (mal llamado Fujiyama); el Tromen, de la provincia de Neuquén (Argentina); algunos volcanes de Islandia; el Misti, de Arequipa (Perú); el Nyiragongo en la República Democrática del Congo (África), y muchos otros como la gran cantidad de volcanes de la península rusa de Kamchatka. Estos volcanes son característicos de áreas de choque de una placa continental con una oceánica, donde la efusión de lavas basálticas alterna con la efusión de lavas andesíticas, riolíticas  o dacíticas, dependiendo del estado químico de los procesos endógenos dominantes en cada momento.
El mecanismo de formación de estos volcanes es similar al de los volcanes de escudo. La lava surge inicialmente por una chimenea central; luego suele surgir por fisuras radiales abiertas en los flancos del volcán, ante las enormes  presiones del magma ascendente,  el que empuja la superficie terrestre hacia arriba. Finalmente también suelen presentar colapsos póstumos formando calderas en su centro. Por útimo, también es frecuente la aparición de conos parásitos.
En la figura 8-54 se esquematiza la evolución del volcán Mazama, en Oregón (U.S.A.). En la parte superior se muestran los distintos estratos que inicialmente formaron el cono, correspondiendo a distintas erupciones. Se indica la cámara magmática en rojo, con magma ascendiendo a través de grietas sobre todo el cuerpo del volcán. En la parte siguiente, cesando la actividad efusiva, se observa la cámara magmática medio vacía. En la tercera parte se muestra el hundimiento gravitacional de la cámara magmática (hundimiento denominado "en caldera"). En la última parte se muestra la caldera llena de agua, formando un lago (en este caso llamado Lago Cráter, o Crater Lake).  Dentro del mismo se muestra un pequeño volcán, formando una isla, como producto de actividad magmática póstuma.
También y como se indicó para el volcán Mazama (figura 8-55) en algunos casos suele renovarse la actividad luego del colapso de la caldera. Ello suele dar lugar a la formación de un cono volcánico menor dentro de la caldera, al cual se lo llama Somma ("volcán-en-volcán"). Ese nombre proviene del nombre que se le daba al viejo cráter del Vesubio, dentro del cual se formó un nuevo cono.

Volcanes explosivos

La actividad volcánica explosiva puede adquirir numerosas formas, pero hay cinco volcanes explosivos clásicos que fueron estudiados en tiempos históricos.

Estrómboli - Este volcán (figura 8-56) está en una de las pequeñas islas italianas ubicadas en el mar Tirreno y denominadas Eolias  (la isla más grande de este archipiélago es la isla Lipari. De allí que el mismo también se conoce con el nombre de islas Lipari). Este volcán  fue llamado “El Faro del Mediterráneo”, debido a que está en erupción casi constante desde la época del imperio Romano, y debido a que sus explosiones son débiles y espaciadas, con intervalos de algunos minutos. Si bien la lava de este volcán es básica, de todos modos es muy viscosa, haciendo efusión a temperaturas oscilantes entre 1.000º  y 1.100º centígrados. En cada explosión lanza al aire lava basáltica fundida que cae en grumos de escorias, a veces con formas ahusadas debido a sus giros en el aire mientras están viscosas (estas se conocen con el nombre de bombas volcánicas). Raramente se solidifica la lava en el cráter, porque los episodios de calma duran poco. Pero cuando esto ocurre, luego se sucede alguna explosión más violenta que rompe la corteza de lava sólida.
Este tipo de erupciones forma conos de laderas empinadas, compuestos por abundantes piroclastos de tamaños muy variados, con algunas coladas de lava intercaladas. El volcán Paricutín, que apareció en 1.943 en México en medio de un sembradío, también es un volcán de este tipo.

Vulcano - Este volcán también está en el archipiélago de Lipari (o islas Eolias, que vimos  previamente). Este también es un cono compuesto como el Estrómboli. Pero a diferencia del este, sufre erupciones más intensas, aunque mucho más espaciadas. Debido a eso la lava de su cráter solidifica hasta profundidad considerable y luego las explosiones son más violentas, puesto que en su interior se acumula mucho vapor de agua y otros gases. También el Paricutín tuvo algunos momentos eruptivos violentos similares a los del Vulcano.

Tamboro y Krakatoa - En 1.815 el Tamboro (o Tambora) explotó destruyendo la isla de Sumbawa, en Indonesia. La explosión fue tal, que se estima que lanzó al aire hasta 200 Km3 de roca fundida y fragmentada (o sea, el equivalente a un bloque de 10 Km. de lado por 2 Km. de alto), desparramándola en 300 km. a la redonda. Por su parte el Krakatoa, ubicado en el estrecho de la Sonda que separa a las islas de Java y Sumatra, explotó en 1.883, lanzando unos 4 Km3 de roca. Este era un volcán compuesto cuya cámara magmática se había derrumbado y estaba circundada por un arco de islitas volcánicas, señalando el borde de la caldera.
 Posteriormente al derrumbe de la cámara, se formaron varios conos parásitos por dentro del anillo de islas, siendo uno de ellos el Krakatoa, que había alcanzado 850 metros de altura. Cuando explotó, lanzó al aire una nube que alcanzó los 27 Km. de altura y las cenizas circunvalaron la tierra, permaneciendo en suspensión varios años. La explosión generó tsunamis de más de 30 metros de altura, los que mataron a miles de personas en las costas de influencia. Se comenta que esos tsunamis lograron dar la vuelta al mundo.
A este tipo de explosiones sin la efusión de lava, también se las denomina de tipo Bandasiano, por haber ocurrido una similar en el volcán Bandai, el mayor de Japón. Una de estas explosiones ocurrió en el volcán Katmai de Alaska, para el cual no se conocían erupciones históricas antes de 1.912. Hasta ese momento este era un cono compuesto de laderas muy empinadas y erosionadas, con un cráter lleno de pumicita.
Durante su explosión, que fue muy intensa, quedaron sepultados bosques de hasta 100 km. a la redonda, con una capa de hasta 3 metros de piroclastos de diferentes tamaños. Es importante consignar que las mayores explosiones volcánicas que se conocen, ocurrieron en volcanes que no habían tenido actividad en tiempos históricos.

Monte Pelée - Este se encuentra en la isla de Martinica, integrante de las llamadas Antillas Menores del mar Caribe. En 1.903 entró en actividad y afortunadamente el Geólogo francés A. Lacroix estaba allí y documentó el proceso. Durante la principal explosión que expulsó su tapón de lava andesítica sólida (figura 8-57), el volcán arrojó a gran altura, cenizas,  lapilli de pumicita y fragmentos de roca incandescente, formando sobre la cima una nube turbulenta en forma de hongo, con temperaturas del orden de 800º centígrados.
Cuando la fuerza de impulsión de la erupción fue vencida por la fuerza gravitatoria, la nube con todos sus fragmentos descendió, cayendo sobre las laderas del volcán. Deslizándose por ellas, el conjunto del material a gran temperatura rodó hacia abajo a gran velocidad, destruyendo todo a su paso. De los fragmentos rocosos incandescentes y en especial de los fragmentos de pumicita, normalmente se desprenden vapor de agua y otros gases durante bastante tiempo. Estos gases mantienen a todos los fragmentos separados entre sí y en suspensión, por lo cual la mezcla resultante es altamente fluida y móvil y puede deslizarse pendiente abajo como sobre un colchón de aire. En este caso el alud de elevada temperatura formado por este material, destruyó la ciudad de San Pedro y mató a sus 28.000 habitantes, salvo uno que estaba preso en un calabozo subterráneo.
Continua...

No hay comentarios:

Publicar un comentario